"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

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lunes, 29 de julio de 2013

No es cultura, es un crímen contra la humanidad.

26 de Julio de 2013.

Por Anne Marie Waters. 

Traducido por Luis J. Leaño. 

Cuando un crimen contra la humanidad no es un crimen contra la humanidad? Cuando es cometido contra las mujeres, por supuesto. 

Esta es una breve descripción: 

Como lo señala la exposición de motivos del Estatuto de Roma de la CPI, los crímenes contra la humanidad "son delitos particularmente infames que constituyen un ataque serio a la dignidad humana o una humillación grave o una degradación de los seres humanos". No son eventos aislados o esporádicos, sino que son parte de una política gubernamental (aunque los autores no necesitan identificarse con esta política) o de una práctica extendida de atrocidades toleradas o condonadas por el gobierno o la autoridad de facto.  El asesinato, la exterminación, la tortura, la violación, o la persecución política, racial o religiosa y otros actos inhumanos, constituyen el umbral  de los crímenes contra la humanidad solamente si ellos son parte de una práctica generalizada o sistemática.  Los actos inhumanos de esta naturaleza pueden constituir graves infracciones de derechos humanos, o dependiendo de las circunstancias, crímenes de guerra.  Pero puede no corresponder a la categoría de los crímenes en discusión. 

Para acompañar la explicación, este es un aparte de un correo electrónico que recibí esta semana:

Mi vida se ha vuelto una pesadilla porque mi padre me golpea. El detesta que yo quiera obtener una educación elevada porque él y mi madre quieren que me case en un par de meses con un extremista musulmán que no está a favor de la idea de una mujer educada, tal y como lo hace mi familia. Quise obtener ayuda aquí, en Arabia Saudita, pero las leyes respaldan a los guardadores masculinos sobre cualquier otra cosa.  El gobierno saudí no llevaría a un padre o un esposo ante la justicia por matar a sus hijas o esposas.  Reconozco que no puedo hacer esto sin el temor de ser asesinada por mi padre o por el gobierno. 


En resumen, un crimen contra la humanidad está siendo cometido en Arabia Saudita. Lo mismo puede decirse de Afganistán, Pakistán, Irán y otros sitios. Cada pedazo de la política está apuntalado por la religión, justificado por la religión, y reforzado por la religión. 

La re- talibanización de Afganistán comenzó formalmente la semana pasada cuando se dijo a las mujeres que no podían salir de sus casas sin estar acompañadas por un guardador masculino. También es el caso saudí.  La orden afgana llega en forma de un fatwa (sentencia religiosa)  que incluye una advertencia de que cualquier intento por bloquear la disposición generaría un "jihad". En otras palabras, los clérigos de Afganistán han encarcelado y esclavizado de nuevo a las mujeres, el fatwa no fue revocado por el gobierno y de esta forma, se ha cometido un crimen contra la humanidad.  Estos crímenes son cometidos rutinariamente en Afganistán y sabemos que las víctimas de violación que se consumen  en prisión (por haber sido violadas), se ha incrementado en un 50% en solo un año. 

En Irán, el gobierno comete un crimen contra la humanidad similar, cuando apedrea a las mujeres hasta la muerte por adulterio, y cuando incurre en otras injusticias barbáricas. El código penal iraní inclusive estipula el tamaño de la piedra. No puede ser tan grande como para causar una muerte rápida, ni tan pequeña que no cause dolor.  Tienen todos los aspectos cubiertos. 

En Pakistán, un asombroso 90% de las mujeres están sometidas a abuso doméstico. A pesar de los endebles intentos para contrarestar el fenómeno, las mujeres todavía no tienen una protección práctica. La violencia doméstica es todavía un mal "endémico" y la misoginia que la impulsa es todavía dominante. 

En resumen, los crímenes contra la humanidad se cometen con impunidad. Pero no puede esperarse que se les llame así.  Cuando se cometen contra las mujeres, un crimen contra la humanidad experimenta una destacable metamorfosis y se vuelve "cultura". "Cultura", para aquellos deficientemente entrenados en totalitarismo políticamente correcto, es completamente positiva, no puede cambiar, y si se está incluso un poco en desacuerdo, convierte al contradictor en racista. Esas son las reglas. 

La ONU, fundada después de la Segunda Guerra Mundial, en parte para promover los derechos humanos y la justicia global, no ha tomado los pasos suficientes (como podría esperarse) para erradicar estos crímenes.  De hecho, lo cierto es lo opuesto.  A pesar de caracterizarse la libertad de expresión como un derecho universal, las Naciones Unidas están siendo presionadas por la Organización de la Conferencia Islámica (o Cooperación, no importa…) para que acepte un derecho internacional que impida las críticas del islam, y podría apostarse a que las prácticas llevadas a cabo en su nombre quedarían cubiertas por este edicto de anti- blasfemia. 

En su fantástico libro "Are Women Human?", Catharine MacKinnon argumenta que las normas de derechos humanos simplemente no se aplican a las mujeres. Dichas leyes son eludidas e ignoradas.  Los crímenes contra las mujeres son rutinariamente saneadas como "tradición", "conservadoras", "culturales" y por supuesto, "religiosas".  Aspectos todos ellos intocables, todos más allá de la crítica. 

Cuando el asunto Rushdie nos enseñó la nueva norma de no criticar la religión, lo aceptamos sin miramientos. Ahora,  se han eliminado los derechos de las mujeres alrededor del mundo (incluyendo mujeres en occidente) porque la verdad acerca de la naturaleza religiosa de esos crímenes se ha suprimido. No podemos insultar la religión y, si algunas mujeres son encarceladas, violadas, esclavizadas, torturadas, humilladas y golpeadas como resultado, entonces que así sea. 

* Anne Marie Waters es vocera de la campaña "One Law for All" y miembro del consejo de la National Secular Society. 

El artículo original puede examinarse en el siguiente enlace: 

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