El juicio internacional contra un señor de la guerra congoleño, está arrojando una nueva luz sobre la manera como se utiliza la violación como estrategia de combate en el este de Congo rico en minerales.
También se ofrece una nueva esperanza para las víctimas.
POR MORGAN WINSOR /
POR MORGAN WINSOR /
15 de septiembre 2015
Traducido por Luis Leaño.
El médico congoleño Alain Mukwege ha sido testigo de las terribles heridas que provoca la violencia sexual, mientras trabajaba en el Hospital Panzi de su padre, de renombre mundial, situado en Bukavu, donde unas 40.000 víctimas de violación en la República Democrática del Congo han sido tratadas desde 1999. Pero hubo un paciente en particular, un adolescente llamada Julie, de quien dijo, nunca olvidaría. Cuando los rebeldes atacaron la aldea de Julie en el este del Congo, fue despojada de su ropa, atada a un árbol y abusada sexualmente. Meses después los rebeldes volvieron y la violaron con un arma. Insertaron el cañón de metal entre sus piernas y apretaron el gatillo.