VHEIDELBERG –
Raramente se pueden leer noticias esperanzadoras. A finales de Junio, el
Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (ICTY) absolvió al
antiguo líder Serbio Bosnio Radovan Karadžić de los cargos de genocidio. Podría
esto sonar como una mala cosa: Karadžić, quien alertó a los musulmanes Bosnios
que la Guerra podría conducirlos por la ruta del infierno, merece ser
sentenciado por los actos que le valieron la absolución: homicidio, acoso y
masacre más allá de lo imaginable. Pero por genocidio? Mejor no.
De hecho,
deberíamos deshacernos completamente del genocidio como crimen. El concepto
legal de genocidio es tan incoherente, tan dañino a los propósitos que la ley
internacional persigue, que hubiera sido mejor no haberlo inventado. La
absolución de Karadžić, quien todavía es sometido a juicio por otros cargos
relacionados con las mismas atrocidades, es una oportunidad para alcanzar la
sensible meta de retirarlo.