"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

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martes, 16 de julio de 2013

Presidente en ejercicio todavía es buscado por acusaciones de genocidio en Darfur.

Por Luis Moreno Ocampo y Tom Andrews
Julio 12 de 2013.

Traducido por Luis J. Leaño.

Hace tres años la Corte Penal Internacional expidió una orden de captura contra el presidente sudanés Omar al-Bashir por acusaciones de genocidio en Darfur. Bashir es todavía un fugitivo de la justicia y es el actual presidente de Sudan. 

El caso Darfur fue originalmente referido a la Corte Penal Internacional por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que implica una obligación para el mundo de retener a quien es buscado para responder.  Los cargos de genocidio se hicieron sobre acusaciones previas por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. 

Fue hace diez años que el genocidio que llevó a la muerte a 300.000 personas comenzó en Darfur.  Las fuerzas de Bashir aprendieron a usar la violación y el hambre como armas silenciosas para cometer genocidio contra unos 2.5 millones de personas.  Viven en campos para personas desplazadas a disposición de las fuerzas de Bashir.  Están indefensos, sin voz y sin esperanza por el futuro.  Los que tienen el deber de protegerlos, los atacan.  La gente de Darfur necesita autoridades internacionales para ayudar a ponerle fin a un genocidio que debería haber parado hace años. 

Bashir también está atacando ciudadanos sudaneses en los Estados de South Kordofan y Blue Nile. Además de los bombardeos aéreos y los ataques por tierra, Bashir de nuevo ha usado el hambre como arma, bloqueando el acceso humanitario internacional para los más afectados por la violencia. 

De hecho, los mismos individuos buscados por la CPI por crímenes en Darfur, son quienes supervisan los ataques en el sur, no solo Bashir, sino también el antiguo ministro de interior y el actual ministro de defensa, Abdel Raheem Muhammad Hussein, y el antiguo ministro de Estado para el Interior y el actual gobernador de Kordofan, Ahmad Harun. La impunidad tiene un costo de millones de nuevas víctimas. 


Alguna vez el mundo afirmó su ignorancia por las atrocidades de los nazis. Cincuenta años después, el mundo se negó a reconocer un genocidio en desarrollo en Ruanda. En Darfur, el mundo está oficialmente notificado. 


Sin embargo, solamente en los últimos dos meses, Bashir fue recibido en Etiopía, Eritrea, Qatar y Chad (país que se ha adherido a la CPI) y apenas se ha oído un susurro de condena por parte de los gobiernos del mundo.


Los ecos de la impunidad traspasan las fronteras de Sudan.  Como primer presidente en ejercicio buscado por la  CPI, Bashir es un símbolo de lo que podría ser el destino de Assad y otros líderes. Ellos están cometiendo más atrocidades para permanecer en el poder. 


Si Bashir va a rendir cuentas, entonces los países que posibiliten su impunidad deben también ser considerados responsables. Y si el Consejo de Seguridad y los gobiernos del mundo no reclaman contra esta afrenta a la justicia, entonces corresponde hacerlo a los ciudadanos.  El año pasado millones observaron el vídeo de la búsqueda de justicia para el abusador de niños soldados, Joseph Kony. Los Estados Unidos enviaron fuerzas especiales para ayudar a rastrearlo y aprenderlo.  A diferencia de lo que sucedió con Kony, nosotros conocemos exactamente donde se encuentra Bashir. Conocemos a donde viaja y cuando. 


El mundo oirá.  El año pasado el grito de activistas y de algunos miembros del congreso de Estados Unidos ayudaron a presionar para influenciar en Malawi, diplomáticamente y bajo amenazas de perder la ayuda bilateral, lo que resultó en una advertencia de que Bashir podría ser arrestado si realizaba una visita planeada. Malawi se unió a Sur Africa y Zambia como países que han tomado el paso positivo de comprometerse en defender la justicia si Bashir realiza una visita.  Otros países deberían hacer más para parar a Bashir.


Si los Estados Unidos y China, Europa y Rusia, la Unión Africana y la Liga Árabe logran un acuerdo, las políticas criminales de Bashir terminarán. Esfuerzos como Bashir Watch asegurarán que el silencio no es una opción aceptable. 


Esperamos que la lección ante el mundo dentro de diez años será que Bashir tuvo que encarar la justicia, no la de un delincuente repetitivo que lideró una nueva serie de crímenes contra la humanidad y genocidio.  Una década de impunidad ya es demasiado larga. 

Luis Moreno Ocampo es el antiguo Fiscal jefe de la CPI y profesor visitante de la facultad de Derecho de la NYU. Tom H. Andrews es ex- congresista y presidente de "United to End Genocide".

El texto original del anterior artículo puede revisarse en el siguiente enlace:
http://www.huffingtonpost.com/tom-andrews/sitting-president-still-wanted-on-charges_b_3581771.html

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