Deberíamos honrar a la BP por su
protección al medio ambiente. En el entretanto, podemos nombrar a Jack
el Destripador en la Comisión para la Protección de la Mujer, y designar a la Philip
Morris como asesor especial sobre la salud pulmonar. Esto es posible cuando Irán se une al
Grupo de las Naciones Unidas sobre los derechos de la mujer. Todo esto tendría sentido si seguimos el
ejemplo del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, una de las
organizaciones más sorprendentes que ha ideado el mundo bajo el paraguas de la
ONU.
Escrito
por Frida Ghitis
El Consejo funciona como
una parodia de sí mismo, como si hubiera sido diseñado por un equipo de
comediantes escribiendo teatro del absurdo. La realidad, sin
embargo, es que el CDH es un desastre que requiere una actuación decidida de
los países que realmente valoran los derechos humanos, especialmente los EE.UU.
El CDH de las
Naciones Unidas de hoy se erige como uno de los mayores obstáculos que impiden
la protección de los derechos humanos por parte de la comunidad internacional. La organización es una burla a los
sufrimientos de las víctimas de violaciones de derechos humanos, glorificando a
sus torturadores y privando a las víctimas de una voz de protección
desesperadamente necesaria. La
obscenamente disfuncional CDH ha eliminado del arsenal de la civilización una
herramienta crítica contra los regímenes que brutalizan a sus pueblos. Y ahora, añadido a su rendimiento
deslumbrante en la esfera de los derechos humanos, el Consejo está
desarrollando su magia contra la libertad de prensa.
La pregunta
ahora es ¿qué hace el gobierno de Obama - y las naciones democráticas del mundo
que piensan hacer acerca de esta llaga que supura en el cuerpo de la principal
organización internacional del mundo?