"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

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domingo, 23 de junio de 2013

Camboya: El impacto de la búsqueda de la verdad en la salud mental.

PHNOM PENH, 3 Febrero 2012.

Traducido por Luis J. Leaño.

El 3 de Febrero de 2012, los jueces de la Cámara Extraordinaria  de las Cortes en Camboya (ECCC), comúnmente conocidas como los juicios Khmer Rouge, sentenciaron a Kaing Guek Eav (“Duch”), antiguo director de la prisión de seguridad Tuol Sleng, a cadena perpetua. 

Esta sentencia revocó una decisión del 2010 que había impuesto una condena de 35 años y que fue apelada por los abogados de la parte civil. 

Expertos en salud mental están monitoreando el impacto de tales decisiones y del proceso judicial completo en los sobrevivientes, debido a las particularidades de este tribunal. Sus decisiones les concedieron un papel más amplio que cualquier otro tribunal penal internacional anterior, generando viejas preguntas acerca de si la búsqueda de la verdad tiene el efecto de curar o abrir aún más las heridas de la guerra.

A más de testificar para corroborar el caso de la fiscalía, los sobrevivientes del genocidio de Camboya en el periodo 1975-1979, pueden también compartir su sufrimiento constituyéndose en "parte civil" y reclamar "reparaciones colectivas y morales".

Hay dos corrientes: aquellos que afirman que la justicia puede curar mágicamente y otros que afirman, existe el riesgo de un nuevo trauma, que requiere medidas extraordinarias para proteger a las víctimas durante el proceso judicial", dijo Jeffrey Sonis, un investigador médico de la University of North Carolina, especializado en las consecuencias sicológicas de los abusos a los derechos humanos y en mecanismos para promover la justicia en el post- conflicto. 

Con el patrocinio del "US National Institutes of Health", Sonis entrevistó 1.800 personas en todas las 24 provincias de Camboya en 2009 y de nuevo, en 2010, antes y después del juicio de Duch, con el objeto de determinar cómo el juicio afectó la salud mental de los sobrevivientes. 

Estando imposibilitado para discutir los hallazgos antes de su publicación, Sonis dijo haber encontrado los dos puntos extremos de cómo los mecanismos de búsqueda de la justicia puede afectar la salud. 

En una investigación anterior publicada en 2009, Sonis encontró que aunque la mayoría de los 1.000 camboyanos entrevistados esperaban que los juicios promoverían la justicia, 87 por ciento de aquellos mayores de 35 años creían que los juicios traerían de regreso las memorias dolorosas. 

Espada de doble filo.

“EL juicio es una espada de doble filo,” dijo Sotheara Chhim, siquiatra y director ejecutivo de una de las organizaciones no gubernamentales locales devotas de la salud mental (Transcultural Psychosocial Organization) (TPO), y testigo experto ante el tribunal en asuntos de salud mental.

“Podría ser igualmente una catarsis y una re- traumatización.”

Cuando los sobrevivientes vuelven a contar sus historias, escuchan a otros y a los abogados de los cuadros de alto nivel del  antiguo Khmer Rouge, memorias dolorosas y emociones vuelven a la superficie, dijo Sotheara. Pero este "periodo oscuro" no debería durar mucho. 

“Pero después de eso, pienso que ellos se dan cuenta que el el proceso de testificar tiene un efecto terapéutico.  Muchos afirmaron luego de testificar, haberse vuelto más relajados, como si se hubieran quitado una pesada carga que habían  llevado por largo tiempo.”

Los "malos presentimientos" pueden regresar, dijo Sotheara, por ejemplo cuando un veredicto inesperado es pronunciado, pero esto es "el camino normal hacia la justicia, que no es fácil y puede ser un camino tortuoso".

Una de cada cuatro personas que participaron en el primer juicio de Duch reportaron estar "un poco inquietos", o "muy" negativos, como expresando desilusión o rabia, luego del anuncio del primer veredicto, de acuerdo con un estudio publicado en 2010 por el "Berlin Centre for the Treatment of Torture Victims", en colaboración con el TPO.

Partes civiles

El 26 de Julio de 2010 los jueces sentenciaron a Duch a 35 años de prisión por crímenes contra la humanidad, menos cinco años que estuvo ilegalmente encarcelado por la corte militar camboyana. Como ya había cumplido 11 años de detención, tendría que cumplir menos de 19 años para cumplir con su sentencia. 

El veredicto también rechazó 24 solicitudes de sobrevivientes para ser incluidos como parte civil, debido a la falta de evidencia de que ellos fueron afectos por el crimen. 

Después de reconocer una foto de su tío durante una visira a Tuol Sleng en 2008, donde ella afirmó que él había sido detenido y ejecutado, Hong Savath, intentó unirse al caso contra Duch.

Pero al rechazar su aplicación, los jueces afirmaron que "ni esta fotografía ni cualquier documento probatorio fue aportado como prueba de la detención de su tío en S-21 [Tuol Sleng]. Hong, quien tenía 11 años cuando su tío desapareció, tampoco entregó evidencia de algún vínculo de afecto o dependencia en relación con su tío".

Su abogado, cuyo trabajo está patrocinado por el gobierno alemán, apeló.

Violada por elementos del Khmer Rouge –su hijo mayor tiene ahora 31 años– y forzada a ser testigo del asesinato de sus padres con bayoneta, Hong cayó en la depresión después del veredicto de Julio de 2010. "Me sentí sorprendida y triste por no ser seleccionada".

Días antes del anuncio del veredicto de la corte de apelaciones del 3 de Febrero, Hong sintió que lo peor de su depresión retornaría en la sala de la corte. "Estaba preocupada de que Duch negara su culpabilidad. Estaba asustada de perder el control. No sé si pueda soportar la intensa emoción."

En apelación, la corte la aceptó como parte civil. 

Cuando se le preguntó porqué puso en juego el rechazo y la depresión repetidamente para unirse a los casos contra el Khmer Rouge, ella afirmó: "Soy el único sobreviviente en mi familia y quiero mostrar este sufrimiento al mundo, especialmente a la ONU."

Puede ser bueno para quienes comparten esta convicción, pero son relativamente pocos los sobrevivientes del genocidio todavía vivos, que están participando, como lo señala una reciente publicación del "Local Documentation Centre of Cambodia (DC-CAM) en sicología de trauma".

Opciones.

Hasta Mayo de 2010, 8.200 personas han aplicado para unirse a los dos primeros casos de la corte. 

"Que puede la corte realmente hacer por nosotros?" dice Nyrola Ung, quien escogió no participar. 

Ella perdió su esposo y más de 100 miembros de su familia. Después de escapar al vecino Tailandia en 1980 y buscar asilo en los Estados Unidos, regresó a Camboya el año pasado para visitar el sitio en donde escapó de la muerte, y para confrontar su pérdida. 

Sareth Mon, quien vive en la capital, dijo no tener tiempo. El Khmer Rouge se llevó a su marido lejos en 1979, y perdió su bebé de un mes de nacida cuando no produjo más leche para mantenerla con vida. 

“Es bueno realizar juicios, pero parece que fue hace mucho tiempo. El juicio puede aliviar el sufrimiento. Algunas personas perdieron sus familias enteras. Sé que tengo el derecho de contarle a la corte mi historia, pero no puedo asistir porque estoy ocupada levantando una familia."

Una de las primeras en remitir un testimonio a la corte, Theary Seng, se retiró como parte civil a finales de 2011, tachando los juicios de "farsa política" que pone en riesgo crecientes expectativas y afecta lo que ella llama "un público cínico".

Como abogada educada en Estados Unidos, intenta establecer una organización no gubernalmental de educación cívica en Camboya. Seng se convirtió en huérfana a los ocho años cuando su madre fue asesinada en Svay Rieng, una provincia que limita con Vietnam.

Reparaciones.

En el tema de las "reparaciones colectivas y morales" (la corte no permite reparaciones financieras), la corte ha accedido a la solicitud de los sobrevivientes de compilar y distribuir las disculpas y "declaraciones de remordimiento" de Duch, pero no la disculpa estatal, la construcción de cementerios, los programas gratuitos de cuidado de la salud, la preservación de los antiguos sitios de tortura o un día nacional de conmemoración, señalando que los abogados de la parte civil no han proveido suficientes detalles, o que la solicitud no corresponde a la jurisdicción de la corte. 

La decisión se mantuvo el 3 de Febrero, cuando los jueces explicaron que la corte tiene un "sistema único" que no puede otorgar nada que requiera aporte gubernamental. 

En un análisis del 2010 sobre las quejas oficiales de 4.000 sobrevivientes en la corte, 18 por ciento pidieron servicios médicos; 16 por ciento, mejoramiento de la infraestructura; 16 por ciento, construcciones escolares; 12 por ciento, reparaciones individuales y 13 por ciento, ceremonias religiosas, de acuerdo con el DC-CAM.

Pero inclusive sin reparaciones, 8 de cada 10 camboyanos entrevistados nacionalmente en 2008 y 2010 por la facultad de derecho de la "University of California Berkeley" , dijeron que fue importante conocer la verdad y que la reconciliación nacional hubiera sido imposible sin la información recogida de los juicios.

Y mientras duele oír los testimonios y ver la historia reutilizada en los medios, un estudiante de gerencia en Pannasastra University, Ok Pirum, dijo: “Si tuviera que escoger entre el dolor de conocer y el no dolor de la ignorancia, escogería el dolor". 

El artículo original puede revisarse en el siguiente enlace:

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