Por el Profesor Francis A. Boyle
Junta de Directores, Anmistía Internacional USA (1988-92)
Traducido por Luis J. Leaño.
Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, los pueblos del mundo han sido testigos de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos que han demostrado poco o ningún respeto por las consideraciones fundamentales del derecho internacional, los derechos humanos y la Constitución de Estados Unidos. En cambio, el mundo ha visto un asalto completo y malicioso a la integridad de los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales por parte de grupos de hombres y mujeres maquiavélicos en su percepción de las relaciones internacionales y en la conducción de los asuntos exteriores y la política interna estadounidense. Más grave aún, en muchos casos, los componentes específicos de la política exterior del gobierno de EE.UU. constituyen actividad criminal en curso bajo principios bien reconocidos del derecho internacional y de la legislación nacional estadounidense, y en particular la Carta de Núremberg, el Juicio de Núremberg, y los Principios de Núremberg, como también el propio manual de campo del Ejército de EE.UU. (27-10 de la Ley de Guerra Terrestre (1956)), que es aplicable al Presidente como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en virtud del artículo II, Sección 2 de la Constitución de ese país.
Dependiendo de los asuntos sustantivos envueltos, estos crímenes internacionales y domésticos incluyen típicamente, pero no están limitados, a numerosas ofensas consideradas en Núremberg como "crímenes contra la paz". Su responsabilidad penal se refiere también a "crímenes contra la humanidad" y crímenes de guerra, así como infracciones graves de los Cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y del Reglamento de La Haya de 1907 sobre la guerra terrestre. Por otra parte, varios funcionarios del gobierno de Estados Unidos han cometido numerosos crímenes relacionados con tales ofensas sustantivas que bajo la Carta de Núremberg, Juicio y principios, como también el Manual de Campo del ejército de Estados Unidos 27-10 (1956), son crímenes internacionales por propio derecho: planeación y preparación, convocatoria, incitación, conspiración, tentativa y complicidad. La terrible ironía de la situación actual es que hace más de seis décadas, en Núremberg, el gobierno americano participó en la acusación, castigo y ejecución de los funcionarios del gobierno Nazi por cometer algunos de los mismos crímenes internacionales atroces que funcionarios del gobierno de Estados Unidos han ingligido a personas de todo el mundo. Personalmente me opongo a la imposición de la pena capital a cualquier ser humano, por cualquier razón, sin importar que tan monstruosos son sus crímenes.
De acuerdo con elementales principios de derecho penal internacional fijados en el parágrafo 501 del manual de campo del ejército de Estados Unidos 27-10, todos los altos funcionarios civiles y militares del gobierno que hayan conocido o debieran haber conocido que soldados o civiles bajo su control, (tales como la C.I.A. o mercenarios contratistas), cometieron o estaban por cometer crímenes internacionales y omitieron tomar las medidas necesarias para detenerlos o castigarlos, son personalmente responsables por la comisión de los delitos internacionales. Esta categoría de burocracia que realmente sabía o debería haber sabido de la comisión de los delitos y omitió hacer algo, incluye en la cumbre de la cadena de comando criminal de Estados Unidos, al Presidente, el Vice Presidente, el secretario de Defensa, el secretario de Estado, la Dirección de Inteligencia Nacional, el director de la CIA, el Consejero de Seguridad Nacional y los Jefes conjuntos del Pentágono, junto con los comandantes regionales, especialmente para el U.S. Central Command (CENTCOM). Estos funcionarios y sus subordinados inmediatos son responsables por la comisión de crímenes contra la paz, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra como se especifica en la Carta de Núremberg, Juicio y principios, como también el Manual de Campo del ejército de Estados Unidos 27-10 de 1956.
Hace una generación, la gente se preguntaba: Dónde estaban los alemanes buenos?. Bueno, hubo buenos alemanes. La teología luterana y el pastor Dietrich Bonhoeffer fueron los principales ejemplares de aquellos que lideraron una vida de oposición por principios al Estado Nazi de terror, inclusive hasta la muerte.
Actualmente la gente del mundo propablemente se pregunta: Dónde están los buenos americanos? Bueno, hay algunos buenos americanos. Están siendo procesados por protestar y resistir las ilegales intervenciones militares y los crímenes de guerra de Estados Unidos alrededor del mundo. El soldado Bradley Manning es el equivalente americano de Dietrich Bonhoeffer, Vaclav Havel, Andrei Sakharov, Wei Jingsheng, Aung San Suu Kyi, y otros. Es el arquetipo del héroe americano que debiéramos llevar a las escuelas para que nuestros niños lo emularan, no a los proveedores al por mayor de la violencia gratuita y el derramamiento de sangre estimulado por el gobierno de Estados Unidos, el poder financiero elitista, la corriente corporativa de los medios y su enclave de la industria del entretenimiento.
En términos de derecho internacional, el gobierno de Estados Unidos debería ser visto como parte de una conspiración criminal en curso, violatorio de la Carta de Nuremberg, el Juicio de Nuremberg, y los Principios de Nuremberg, ya que su formulación y propósito de emprender guerras de agresión en serie, crímenes contra la paz, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, son legalmente similares a aquellos perpetrados por el antiguo régimen Nazi de Alemania. En consecuencia, los ciudadanos americanos y los soldados como Bradley Manning, poseen el derecho básico bajo la ley internacional y la legislación doméstica de Estados Unidos, incluyendo la propia constitución, para abordar actos de resistencia civil destinados a prevenir, impedir, o poner fin a las actividades criminales en curso perpetradas por oficiales del gobierno en su manejo de las políticas exteriores del país y de las operaciones militares supuestamente relacionadas con la defensa y la lucha contra el terrorismo. Si no surge la restricción, el gobierno de Estados Unidos podría precipitar la tercera guerra mundial.
El original del documento puede examinarse en el siguiente enlace:
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