"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

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jueves, 3 de octubre de 2013

"Núremberg": El documental perdido sobre crímenes de guerra.

Por Andrew O'Hehir.

Traducido por Luis J. Leaño.

El porqué la película de Stuart Schulberg sobre el famoso juicio fue destruido, y lo que ello puede decirnos ahora.


Quizá el título del documental "Núremberg: sus lecciones para hoy", suena un poco pedante y anticuado.  Esto es así porque el "hoy" en cuestión no es realmente hoy, sino 1948, cuando la película fue terminada por un equipo militar de Estados Unidos y exhibida en la Alemania ocupada. Un registro compacto y devastador del juicio que hace historia, llevado a cabo en el sitio simbólico de nacimiento del partido Nazi, que llevó a juicio dos docenas de altos oficiales nazis por los crímenes del Holocausto y otras atrocidades de la II Guerra Mundial, nunca fue exhibido en los teatros de Estados Unidos y el negativo principal y la banda sonora fueron destruidos por razones que permanecen en el misterio (pero que pueden, creo, ser deducidas de la evidencia).  


Visto cínicamente, el propósito inmediato de "Núremberg" fue convencer a la población derrotada de Alemania que la culpa de sus privaciones materiales y la desesperación colectiva no radicaba en los Aliados victoriosos sino en el régimen criminal trastornado que llevó a su nación a la guerra. Pero el escritor y director Budd Schulberg claramente tenía en mente metas más grandes. Por un lado, los juicios de Núremberg mostraron un sorprendente ejemplo de cooperación global en la post- guerra, con el juez de la Suprema Corte Robert H. Jackson como fiscal principal en un equipo de colegas británicos, franceses y soviéticos. 

Por otra parte, Núremberg introdujo un explosivo y controversial principio dentro del derecho internacional: la idea de que los líderes políticos, militares y de negocios podrían ser declarados responsables por emprender guerras agresivas, por matar civiles o enemigos capturados, y por la ambigua categoría de "crímenes contra la humanidad".  Una cosa fue aplicar esos nuevos conceptos jurídicos al universalmente detestado régimen nazi, pero otra fue confrontar el hecho de que ellos eran aplicables a todo el mundo también.  El propio Jackson escribió al presiente Harry Truman señalando que los Aliados "han hecho o están haciendo algunas de las cosas por las cuales se está enjuiciando a los Alemanes... enjuiciamos el saqueo y nuestros aliados lo paractican".  Jackson hablaba de la Unión Soviética, por supuesto, y es curioso que el Estado totalitario asesino de Stalin tuviera la temeridad  de participar en un tribunal de crímenes de guerra; pero como surgió la guerra fría, ambos superpoderes se convirtieron en altamente incómodos con la teoría y práctica del derecho penal internacional. 


No se tendría ningún sentido del fascinante (y en curso) debate legal y filosófico que rodea los juicios de Núremberg, los cuales han sido atacados como un ejercicio fraudulento de "justicia de los victoriosos" y defendido como un gran avance para los derechos humanos internacionales. Schulberg pinta con pinceladas fuertes, creando un intensamente fascinante retrato de 78 minutos que intenta capturar el sabor de un dramático juicio de 10 meses, uno de los primeros y más grandes espectáculos mediáticos del siglo 20, y la horrorosa historia que lo provocó. Hemos oído extensos fragmentos de los elocuentes discursos de apertura y cierre de Jackson, hemos sido testigos  de momentos clave en el testimonio del odioso e impenitente Hermann Göring, quien se suicidó la noche anterior a su ejecución, y oído a un número de otros altos funcionarios nazis abogar por sus vidas. 

Schulberg intercala fragmentos de imágenes Alemanas y Aliadas documentando algunas de las peores atrocidades.  Es extrañamente gratificante oír a algunos de los hombres acusados, incluyendo a Hans Frank, antiguo gobernador nazi en Polonia, y a la cabeza de las jueventudes hitlerianas Baldur von Schirach, expresar alguna conciencia de su culpabilidads y alguna manifestación de su arrepentimiento.  Pero cuando se recuerda la enormidad del régimen criminal que ellos respaldaron de manera entusiasta y para el que trabajaron, sus palabras se esfuman. Es mejor decir que estaban equivocados, por supuesto, pero eso no regresa a nadie a la vida. (Frank estuvo entre los nueve acusados colgados; Schirach cumplió 20 años en la prisión de Spandau.) 


En verdad "Núremberg"  contiene una "lección para hoy", pero la lección toma la forma de una montaña rusa emocional, y su mensaje último es más que un poco turbio. Albert Speer, el impecable arquitecto nazi, el único acusado que discutió no solamente sus propios crímenes sino la perversidad de un régimen autoritario, fue un intelectual reflexivo, o solo un cabildante que quería congraciarse con un nuevo amo?  Las limitaciones e hipocresías del proceso de Núremberg socavaron su elevada meta de hacer brillar la luz de la razón y la justicia en algunos de los más crueles crímenes de la historia? (Sean cuales fueran sus defectos, Núremberg fue más que una corte canguro. Dos acusados, el diplomático Franz von Papen y el banquero Hjalmar Schacht, fueron absueltos y liberados.) 

Y volviendo a la historia turbia de este documental, que pasó en relación con el "Núremberg" de Schulberg que provocó en la autoridades militares de Estados Unidos que se aceptara para los alemanes ocupados, pero tenía que ser destruído antes de que los americanos pudieran verlo?. Inclusive en medio de toda la contradicción y ambiguedad del proceso de Núremberg, el argumento hecho fue claro: Todas las naciones del mundo tenían que mantenerse en el mismo estándar, y cada nación que emprendiera una guerra agresiva y cometiera crímenes de guerra, sin importar que tan grande, rico o poderoso fuera, debería ser juzgado en consecuencia. 

***

El documental puede consultarse en el siguiente sitio: http://www.youtube.com/watch?v=gDXS_ic7ldk
Su publicación es el resultado de un proceso de restauración liderado por Sandra Schulberg, hija del director y Josh Waletzky.

El original del artículo anterior puede consultarse en el siguiente enlace:
http://www.salon.com/entertainment/movies/andrew_ohehir/2010/09/30/nuremberg/index.html

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