"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

_________________________________________________________________________________

jueves, 6 de febrero de 2014

Para los Estados Unidos y China, el derecho internacional es sólo para otros.

Por Brahma Chellaney
The Daily Star

Traducido por Luis J. Leaño.

La reciente declaración de China de una zona de identificación de defensa aérea que se extiende a los territorios que no controla, nada tiene en común con el arresto en América y la requisa al desnudo de un diplomático indio en Nueva York por supuestamente no haber pagado legalmente los salarios del ama de llaves que había traído de la India. De hecho, estos episodios personifican un enfoque unilateralista de ambas potencias hacia la ley. Un orden mundial internacional justo,  basado en normas, ha sido promocionado por los estados poderosos como esencial para la paz y la seguridad internacionales. Sin embargo, hay una historia de grandes potencias que desobedecen la ley internacional mientras que la usa en contra de otros. La Sociedad de Naciones fracasó porque no pudo castigar o impedir tal comportamiento. Hoy en día, los Estados Unidos y China sirven como ejemplos principales de un enfoque unilateral en las relaciones internacionales, incluso a medida que aseveran apoyo al fortalecimiento de las normas e instituciones globales.


Considerese a los Estados Unidos, que se ha negado a unirse a tratados internacionales clave - por ejemplo, la Convención de 1982 de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la Convención de 1997 de Naciones Unidas sobre el Derecho de Usos No Navegables de Cursos de Aguas Internacionales (que aún no ha entrado en vigor), y el Estatuto del Tribunal Penal Internacional de 1998. El unilateralismo sigue siendo el hilo conductor de la política exterior de Estados Unidos, que se refleja en sus intervenciones internacionales, ya sea por guerra cibernética y de vigilancia, los ataques con aviones no tripulados o los esfuerzos para lograr un cambio de régimen.


Mientras tanto, la creciente influencia geopolítica de China ha dado lugar a exhibiciones de fuerza y reclamos territoriales en Asia, que omiten normas internacionales. China rechaza algunos de los mismos tratados a los que Estados Unidos se niega a unirse, incluido el Estatuto de la Corte Penal Internacional y la Convención sobre el Derecho del Usos No Navegables de Cursos de Aguas Internacionales (la primera ley para establecer normas relativas a los recursos compartidos de los ríos transnacionales, lagos y acuíferos).


De hecho, a pesar de su disonancia geopolítica, las más poderosas democracia y autocracia del mundo tienen mucho en común en lo que respecta a la forma como se acercan a la ley internacional. Por ejemplo, el precedente que Estados Unidos fijó en una Corte Internacional de Justicia en 1984 frente al caso presentado por Nicaragua, aún resuena en China, lo que subraya lo que podría considerarse correcto en las relaciones internacionales.


La CIJ determinó que Estados Unidos violó el derecho internacional al apoyar los "contras" en su insurrección contra el gobierno de Nicaragua y por minar puertos de Nicaragua. Pero los Estados Unidos impidieron que Nicaragua obtuviera algún tipo de compensación al vetar resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que piden el cumplimiento de la sentencia de la CIJ.


China todavía se ciñe a la creencia de Mao Zedong en el sentido de que  "el poder nace del cañón de un arma." De hecho, mientras que China ratificó la Convención de 1982 de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, reinterpretó sus disposiciones para justificar la agresión cartográfica en los mares de China Oriental y del Sur. Peor aún, China se ha negado a aceptar el mecanismo de solución de diferencias de la Convención, por lo que permanece sin restricciones en la alteración de los hechos sobre el terreno. Filipinas ha presentado una denuncia contra China ante el Tribunal International para el Derecho del Mar. China sin embargo, se ha negado a participar en el procedimiento, como si estuviera por encima de la ley internacional.


Cualquiera que sea la decisión del tribunal, China simplemente la menospreciará. Sólo el Consejo de Seguridad puede hacer cumplir la sentencia de un tribunal internacional contra el Estado que incumple. Sin embargo, China ejerce un veto allí y bloqueará la ejecución de un fallo adverso, tal como lo hizo Estados Unidos con Nicaragua.


La nueva zona de identificación aérea de defensa de China, en tanto que se destina a solidificar sus reclamos sobre los territorios en poder de Japón y Corea del Sur, es igualmente provocativa, ya que se extiende a las áreas que China no controla, sentando un precedente peligroso en las relaciones internacionales. Japón ha pedido a sus aerolíneas ignorar la demanda china de la notificación previa de los vuelos, incluso si no son más que transito sobre la zona nueva y no se dirigen hacia el espacio aéreo territorial chino.


Por el contrario, Estados Unidos ha sugerido a las compañías estadounidenses obedecer el requerimiento de la notificación previa de China. Hay una razón: Aunque la regla de notificación previa en la política estadounidense se aplica solamente a las aeronaves que se dirigen a espacio aéreo de Estados Unidos, en la práctica este país exige la notificación previa de todos los vuelos a través de su ADIZ (Zona de identificación de defensa aérea), independientemente de su destino.


Si otros países emularan el ejemplo de China y Estados Unidos mediante el establecimiento de demandas unilaterales para el espacio aéreo internacional, se engendraría una situación peligrosa. Las normas internacionales vinculantes son pues imprescindibles, a fin de garantizar la seguridad del creciente tráfico aéreo comercial. Pero, ¿quién se supone que debe tomar la iniciativa cuando China y los Estados Unidos han adoptado un enfoque unilateralista en este tema?


Ahora consideremos el caso de la diplomática indio Devyani Khobragade, cuyo tratamiento fue llamado "despreciable y brutal por el asesor de seguridad nacional de la India ." Es cierto que como un diplomático con sede en consulado, Khobragade gozaba de inmunidad diplomática limitada en virtud de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963. Pero este convenio garantiza la libertad hasta el juicio y la condena, a excepción de "delitos graves." ¿Puede una disputa salarial calificarse como un "grave delito" que justifique la detención y la humillación? ¿Podrían los Estados Unidos tolerar un tratamiento similar de sus funcionarios consulares?


La dura verdad es que Estados Unidos interpreta la Convención de Viena en forma restrictiva internamente, pero liberalmente en el extranjero, con el fin de proteger incluso a los contratistas militares y de inteligencia que envía al extranjero. Un caso clásico implicaba al contratista de la CIA Raymond Davis, quien disparó fatalmente a dos hombres en 2011 en Lahore, Pakistán. Afirmando que Davis era un diplomático de buena fe en su consulado de Lahore y por lo tanto gozaba de inmunidad judicial, Estados Unidos acusó a Pakistán de "detención ilegal" y el presidente Barack Obama lo defiende como "nuestro diplomático en Pakistán."


A pesar de la creencia generalizada de que el sistema internacional actual se basa en normas, lo cierto es que las grandes potencias son las fabricantes de ellas y quienes las imponen, pero no quienes las acatan. Tienen una propensión a violar o manipular el derecho internacional cuando conviene a sus intereses. Si la conformidad universal a un orden internacional basado en normas aún parece una posibilidad remota, una razón importante es que los países que deberían estar liderando el cambio todavía se comportan a menudo como estados villanos.


***

Brahma Chellaney, es profesor de estudios estratégicos en el Centro de Investigación Política de New Delhi, es autor de “Juggernaut asiático, Agua: Nuevo campo de batalla de Asia,” y “Agua, Paz y Guerra: Confrontando la crisis global del agua.” THE DAILY STAR publicó este comentario en colaboración con Project Syndicate (project-syndicate.org).

No hay comentarios:

Publicar un comentario