El plan de Trump para Oriente
Medio viola el derecho internacional, pero también revela involuntariamente
cuán temeroso es Israel.
Por Noha Aboueldahab
Traducido por
Luis J. Leano
11 de Febrero,
2020
El plan del presidente de los Estados Unidos Donald Trump
para resolver el conflicto israelo-palestino,
viola flagrantemente el derecho internacional.
Pero también confirma el
reconocimiento de Israel de que no puede escapar todo el tiempo del derecho internacional.
En particular,
demuestra que el alcance potencial de la Corte Penal Internacional (CPI) representa una amenaza para
Israel de una forma en que las resoluciones
no aplicadas de la ONU no han podido hacerlo.
Una historia
de violaciones del derecho internacional.
Desde la creación
del estado israelí en 1948, las resoluciones de la ONU contra Israel han hecho numerosos llamados: desde el
derecho de los refugiados palestinos a regresar
a sus hogares, hasta las condenas frente a los ataques israelíes contra civiles palestinos.
El llamado "acuerdo
del siglo" de Trump intenta revertir tales resoluciones legitimando una serie de actos
ilegales, incluida la anexión israelí de tierras palestinas ocupadas ilegalmente y el establecimiento continuo de
asentamientos judíos en territorio
palestino.
Se estipula que
Jerusalén es la capital "indivisa" de Israel, mientras que Palestina tendría un control limitado
sobre barrios dispersos en Jerusalén Este. Estos vecindarios están al este y al norte de
la "barrera de seguridad",
también conocida como el "muro de separación"
construido por Israel, que la Corte Internacional de
Justicia (CIJ) consideró ilegal
hace más de 15 años.
Hay docenas de
resoluciones de la ONU que reprenden a Israel y exigen que revierta sus violaciones contra los palestinos. Sin embargo, Israel continúa violando impunemente esas decisiones y a otros
pronunciamientos legales internacionales.
¿Cuál es entonces
la utilidad del derecho internacional cuando sigue fallando de cara a la cuestión palestina?
El derecho internacional
como resistencia
La ausencia de
cualquier consecuencia real por las acciones ilegales de Israel no es ilimitada. Abominable como es el plan de Trump, deja en
claro tácitamente que Israel
reconoce el poder del derecho internacional, especialmente cuando se usa como una herramienta de
resistencia.
El acuerdo hace
un llamado a Palestina para que retire todos y cada uno de los casos penales internacionales, no solo contra
israelíes, sino también contra estadounidenses.
El temor de los
redactores estadounidenses e israelíes del plan, se debe en parte a lo que Palestina ha logrado con la ayuda del
derecho internacional, a pesar de su continua
subyugación y opresión por parte del estado israelí que los Estados Unidos apoya.
Más de 130 estados
reconocieron a Palestina como un estado observador no miembro de las Naciones Unidas en noviembre de 2012.
Palestina se adhirió al Estatuto de Roma de
la CPI, luego de lo cual solicitó que la Corte investigara los crímenes cometidos en su territorio.
En diciembre de
2019, después de largas deliberaciones sobre la jurisdicción de la CPI sobre la situación de Palestina (algunas
de las cuales están en curso), el fiscal
de la CPI finalmente decidió que existen motivos razonables para investigar los crímenes cometidos en
territorio palestino.
Si el caso actual
ante la CPI llega a una etapa en la que los funcionarios israelíes son acusados y se dictan órdenes de
arresto en su contra, esto restringiría la
movilidad de esos funcionarios al tratar de evitar países donde pueden
ser arrestados y transferidos para
ser juzgados. También serían abundantemente mencionados y
consiguientemente sometidos a la verguenza pública.
Por supuesto,
las posibilidades de que eso suceda son escasas. La CPI no
tiene su propia fuerza policial para arrestar y en cambio, depende de la cooperación estatal para hacerlo.
El derecho internacional
no puede y no opera en el vacío: la voluntad política y la movilización política son a la vez
impulsores y obstáculos clave para que se
cumpla la "promesa" del derecho internacional; a saber: la
justicia.
Incluso si ingún
funcionario israelí es acusado o arrestado, se puede extraer una lección importante del caso. Se estaría llevando a cabo un proceso legal internacional que si bien es cierto,
puede que no conduzca a ningún resultado concluyente,
revelaría que el acuerdo de Trump ostenta gobiernos poderosos (EE. UU. e Israel) que ven el derecho penal internacional con miedo, a pesar de sus intentos por desestimarlo.
La espada de
doble filo del derecho internacional
El derecho internacional
reprime y libera.
No hace cumplir
las resoluciones de la ONU, particularmente en el conflicto israelí-palestino. Como resultado, les
falla a las víctimas palestinas, ya que no puede brindar protección ni garantizar justicia para ellas. Este fracaso reiterado socava la esencia de la Carta de las Naciones Unidas.
Pero el derecho
internacional también es emancipatorio.
Jugó un papel importante en
la descolonización después de los movimientos de liberación nacional de los años cincuenta y sesenta. Esto, junto con la práctica estatal, llevó al reconocimiento de Palestina como un
estado de facto por la mayoría del mundo en
ese histórico día de noviembre de 2012.
Frente a actores
poderosos que violan abiertamente el derecho internacional e intentan establecer una nueva realidad sobre el
terreno mediante el establecimiento de asentamientos
judíos ilegales en tierras robadas, el derecho internacional todavía constituye una plataforma
importante para la resistencia palestina.
Se puede encontrar
evidencia de esto en el plan de Trump, ya que expone la paranoia israelí y estadounidense de larga data
frente a instituciones como la CPI que los
acerca a la responsabilidad por su reiterado incumplimiento del derecho internacional.
Noha Aboueldahab
es miembro del Brookings Doha Center.
@NohaAboueldahab
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