"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

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miércoles, 4 de febrero de 2015

Poner fin al gran robo a escala global: procesar el crimen de guerra del pillaje

Travis Roberts

Traducido por Luis Leaño

En el último informe de Dranginis, El gran robo global: procesar el crimen de guerra del pillaje de los recursos naturales en la República Democrática del Congo, Dranginis ofrece una mirada al interior del por qué el robo generalizado de minerales en el Congo ha pasado sin castigo, y cómo los responsables políticos y los profesionales del Derecho pueden ayudar. El gran robo global es el resultado de una investigación en el Congo, La Haya, y Washington DC, incluyendo docenas de entrevistas con abogados congoleños, fiscales internacionales y comunidades locales afectadas por el pillaje y la violencia que genera.

Debajo de los bosques, colinas y ríos de la República Democrática del Congo se encuentran miles de millones de dólares en riqueza mineral, que es comercializada ilegalmente a través de redes criminales sofisticadas. Todos los años, esos recursos son robados y comercializados por ganancias lucrativas para algunos de los peores criminales del mundo y sus aliados, incluyendo a líderes rebeldes y comandantes del ejército. Este robo a gran escala genera violentos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, y constituye un crimen de guerra per se, llamado pillaje. Sin embargo, no está siendo procesado por los tribunales en el Congo o en el escenario mundial. Grupos notorios como el FDLR, el Ejército de Resistencia y Seleka, se han relacionado con el robo de recursos naturales en la región del África central. Roban y comercian marfil, carbón, oro y otros minerales para comprar armas, municiones y suministros. Sin justicia, señores de la guerra, intermediarios y empresas se aprovechan de los recursos robados del Congo, y están libres para maniobrar y obtener ganancias en un clima de impunidad.

El pillaje es un crimen que traspasa fronteras y abarca cuestiones demográficas, conectando algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo, con empresas y altos funcionarios del gobierno. Se inicia con la batalla: los grupos armados aterrorizan y matan a civiles, a menudo con el fin de asegurar las minas para alimentar sus ejércitos. Las milicias comercian minerales en los mercados negros y grises a través de intermediarios, e incluso gobiernos, antes de que esos materiales lleguen al mercado mundial en forma de electrónica de consumo y joyería.

Muchos de estos facilitadores hacen enormes ganancias por jugar su parte en el comercio, y se hacen los de la vista gorda frente a sus orígenes violentos. Una de las razones por las cuales el pillaje es un delito difícil de perseguir es porque los beneficiarios suelen ser poderosos y ricos, con capacidad de influir, reacios a llamar la atención sobre la naturaleza criminal del pillaje y la violencia asociada. Algunos de estos facilitadores están tan alejados del costo humano de sus ganancias que escapan a la responsabilidad legal por su complicidad.

Presión sobre el mercado, sensibilización de los consumidores, y reformas regulatorias, han recorrido un largo camino para ayudar a frenar el comercio ilegal de minerales del conflicto y el flujo de dinero a los grupos armados. Sin embargo, estas medidas por sí solas no pueden poner fin y prevenir el pillaje, y no abordan todas las inquietudes de las comunidades afectadas.

Para detener el saqueo y la restauración de la dignidad y de la riqueza de la gente del Congo, se requiere un esfuerzo concertado para hacer justicia. Los juicios deben involucrar investigaciones en profundidad que revelarán información crucial sobre la mecánica del comercio, y cómo se sostiene y es apoyado por otros delitos más violentos, como el reclutamiento de niños soldados y la tortura. Para avanzar los casos será necesario el compromiso del gobierno congoleño, de la misión de la ONU de mantenimiento de paz, de la Corte Penal Internacional y de los tribunales nacionales en Europa, Asia, los Estados Unidos y en otros lugares con competencia para enjuiciar a traficantes y empresas a lo largo de la cadena de suministro. También se requiere una mejor protección de los supervivientes y de los abogados en el Congo que defienden el adelantamiento de los casos.

El enjuiciamiento del pillaje dará a los sobrevivientes la oportunidad de testificar, arrojando luz sobre cómo los crímenes de guerra impactan sus modos de vida y la forma en que el pillaje es inseparable de crímenes violentos como la violación y el trabajo forzoso. Los juicios darán a las comunidades afectadas la oportunidad de encontrar responsabilidad individual en un foro público, ya sea en sus propios países o ante tribunales internacionales. Por último, los casos de pillaje también podrían dar lugar a la incautación legal de los activos robados para destinarlos a la reparación de las víctimas. Si la comunidad internacional da pasod adelante en el procesamiento del pillaje, se puede cambiar el cálculo de los actores armados y sus facilitadores - valga decir, comandantes armados y sus facilitadores - enviándoles el mensaje de que el costo del saqueo es mayor que el beneficio que trae.

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El original del articulo anterior puede examinarse en el siguiente enlace :
http://www.enoughproject.org/blogs/ending-grand-theft-global-scale-prosecuting-war-crime-pillage-0

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