Por: Noah Weisbord
The New York Times, Mayo 3, 2010
Hacer la guerra, tradicionalmente una prerrogativa de presidentes y príncipes, pronto puede convertirse en un crimen internacional. Los estados que han firmado su afiliación a la Corte Penal Internacional están próximos a adicionar la "agresión" a la lista de crímenes que la Corte estará facultada para enjuiciar al lado del genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Sería un cambio en las reglas de juego en la diplomacia internacional; pero junto con su promesa trae un gran riesgo. La idea de procesar al líder de un país por ordenar una guerra que viola la Carta de Naciones Unidas es atractivo, hasta que uno se imagina a su propio líder en el banquillo por una guerra que todos los compatriotas aceptan como de legítima defensa o de intervención humanitaria. Así como existen naciones terroristas, hay otras que luchan por la libertad; y la guerra justa de un Estado es destinada a ser la guerra injusta de otro. Sin embargo, tras una década de negociaciones, y contra todas las expectativas, la Asamblea de Estados Partes en la Corte Penal Internacional ha elaborado un proyecto.
Cuando se les preguntó, muchas delegaciones
diplomáticas explican el proyecto como la culminación natural de la herencia de
los Juicios de Núremberg, donde Hermann Göring y otros altos jerarcas nazis
fueron juzgados por un tribunal internacional por la planificación, preparación
e iniciación de una guerra de agresión contra sus vecinos. El tribunal de Núremberg encontró a Göring
y otras 11 personas culpables de lo que entonces se conocía como un
"crimen contra la paz", declarando que: "Iniciar una guerra de agresión, por lo tanto, no es sólo un
crimen internacional, es el supremo crimen internacional que sólo se diferencia
de otros crímenes de guerra porque contiene en sí mismo el mal acumulado del
conjunto."
Desgraciadamente, los
planes de las Naciones Unidas para crear una Corte Penal Internacional con
jurisdicción sobre la agresión fueron dejados de lado durante la Guerra Fría
porque los Estados Unidos y la Unión Soviética no pudieron ponerse de acuerdo
sobre una definición aplicable. Ahora que la Guerra Fría ha terminado, ¿es el
precedente de Núremberg pertinente? Los actos que equivalen a la agresión en
la definición de la CPI son familiares para cualquier estudiante de la Segunda
Guerra Mundial: invasión, bombardeo, bloqueo, atacar a las fuerzas armadas de
otro Estado, un acuerdo para estacionar fuerzas en otro estado, permitir que el
propio territorio sea utilizado por otro Estado para atacar a un tercer Estado,
y el envío de bandas armadas. La invasión de Saddam Hussein a Kuwait en 1990 es un
acto de agresión en los libros de texto.
Para estar en el lado
seguro, los redactores han definido deliberadamente la agresión más estrechamente
que en el derecho internacional consuetudinario. Según la definición de la CPI, un delito
de agresión capta solamente las más atroces violaciones de la Carta de las
Naciones Unidas, dejando de lado - para consternación de muchos pacifistas -
líderes implicados en la 'zona gris' de las intervenciones. Un ejemplo que muchos de los redactores
tenían en mente fue la intervención de la OTAN para impedir la limpieza étnica
de las fuerzas de Slobodan Milosevic en Kosovo. [...]"
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