"Cualquier recurso a la guerra, a cualquier tipo de guerra, es un recurso a medios que son inherentemente criminales. Guerra, inevitablemente, es un curso de asesinatos, asaltos, privaciones de la libertad, destrucción de la propiedad.

"


Robert Jackson

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martes, 27 de julio de 2010

Tribunal condena a 35 años de prisión a 'Duch', jefe torturador del Jemer Rojo camboyano



Phnom Penh
Tomado del periódico El Tiempo.

Según testimonios, ordenó quemar personas vivas, arrancarles las uñas y degollarlas.
El tribunal rebajó cinco años de pena al considerar que el ex jefe de la prisión de Tuol Sleng o la S-21, detenido en 1999 y acusado formalmente en julio del 2007, estuvo encarcelado de forma ilegal y cooperó con la Justicia, por lo que deberá cumplir otros 19 años de cárcel tras haber pasado ya 11 años entre rejas.

La Fiscalía de las Cámaras Extraordinarias de los Tribunales de Camboya, denominación oficial del órgano judicial auspiciado por la ONU, había pedido 40 años de prisión, la máxima pena contemplada por la legislación camboyana.

Por su parte, la defensa pidió la absolución de 'Duch', a quien pintó como servidor de la jerarquía del Jemer Rojo, a la vez que cuestionó que el tribunal tuviera "jurisdicción" para procesarlo.

Kaing Guek Eav, de 67 años y más conocido como 'Duch', es el primero de los cinco ex destacados líderes de los Jemeres Rojos (organización guerrillera comunista y ultramaoísta) que el Tribunal Internacional para el Genocidio de Camboya ha condenado por su implicación en las atrocidades cometidas durante aquel régimen, que causó la muerte de casi 2 millones de personas, es decir un cuarto de la población de ese momento (de 8 millones de personas), de agotamiento, hambruna, enfermedades o tortura y ejecuciones ordenadas en el marco de vastas purgas.
El tribunal lo encontró culpable de genocidio, crímenes contra la humanidad, asesinato y tortura.

Según algunos testimonios, 'Duch' ordenó torturas y atrocidades contra al menos 15.000 personas a las que les arrancaron las uñas con tenazas, las quemaron vivas, las asesinaron a golpes o las degollaron.

'Duch' era el jefe del principal centro de detención y tortura del movimiento revolucionario liderado por el temible Pol Pot. La prisión se llamaba Tuol Sleng (Árbol de la fruta venenosa), pero era más conocida con el nombre de S-21 y funcionaba en un antiguo colegio de bachillerato de Phnom Penh.

Se cree que por ese lugar pasaron unos 15.000 hombres, mujeres y niños que fueron torturados -y en muchos casos violados- antes de morir ejecutados en campos de la muerte cercanos.

'Máquina de matar'

'Duch' y su máquina de matar simbolizan el genocidio cometido por los Jemeres Rojos que, apoyados por China, abolieron la religión, las escuelas y la moneda durante su régimen (entre 1975 y 1979).

También vaciaron las ciudades para trasladar a millones de personas a granjas colectivas en el campo, donde eran sometidas a procesos de "purificación" por la vía de los trabajos forzados.

Pol Pot murió en abril de 1998 sin ser juzgado y sin revelar los motivos que lo condujeron a poner en marcha una sistemática campaña de exterminio que eliminaba a todo lo que oliera a urbano e intelectual por considerarlo burgués y corruptor, es decir, por "traicionar la revolución".

"Siento de verdad las matanzas y el pasado: quería ser un buen comunista y mi trabajo no me procuraba ningún placer", dijo 'Duch' cuando fue arrestado en 1999, tras ser descubierto en el oeste de Camboya por el fotógrafo de prensa irlandés Nic Dunlop.

Este ex profesor de matemáticas que se convirtió al cristianismo en los 90, es el único acusado que ha manifestado remordimiento por sus acciones, y este fin de semana volvió a disculparse por lo que hizo.

" 'Duch' admite los hechos por los que se le acusa", dijo su abogado, François Roux. "Desea pedir perdón a las víctimas y también al pueblo camboyano. Lo hará públicamente. Eso es lo menos que debe a las víctimas".

Kaing Guek Eav, alias 'Duch', que dirigió la siniestra prisión S-21 de Phnom Penh en la que fueron torturadas unas 15.000 personas en nombre de la ideología totalitaria de los Jemeres Rojos, fue condenado este 26 de julio a 30 años de cárcel por un tribunal de la ONU.

He aquí los principales elementos sobre los acontecimientos históricos, las acusaciones y el lento proceso hasta el juicio de los responsables.

EL GENOCIDIO: El movimiento revolucionario de los Jemeres Rojos tomó el poder en Camboya el 17 de abril de 1975. El nuevo régimen, dirigido por Pol Pot y apoyado por China, abolió la religión, las escuelas y la moneda y vació las ciudades para enviar a sus habitantes a granjas colectivas en el campo. Unos dos millones de camboyanos, es decir un cuarto de la población, murieron de agotamiento, hambruna, enfermedades o tortura y ejecuciones ordenadas en el marco de vastas purgas.

QUÉ OCURRIÓ LUEGO: Los Jemeres Rojos fueron expulsados del poder el 7 de enero de 1979 por las fuerzas de Hanoi aliadas a ex miembros del movimiento que desertaron en Vietnam, como Hun Sen, que es en la actualidad el primer ministro. Los Jemeres se convierten entonces en rebeldes en el norte y el oeste del país, con el apoyo militar de Pekín y el asentimiento de Washington y sus aliados. El movimiento se derrumbó a mediados de los 90. Pol Pot murió en 1998 y escapó a la justicia, como otros protagonistas claves de los Jemeres muertos posteriormente, como Son Sen y Ta Mok.

EL TRIBUNAL: En 1997, el gobierno camboyano pidió ayuda a la ONU para llevar ante la justicia a los ex altos responsables del régimen Jemer Rojo. En el 2003 firmaron un acuerdo para la creación de un tribunal camboyano con participación internacional. Ese tribunal, formado en el 2006 en Phnom Penh (Cámara Extraordinaria en el seno de los Tribunales Camboyanos o CETC, por sus siglas en inglés), es una jurisdicción híbrida que tiene tres lenguas de trabajo (jemer, inglés y francés), y debe respetar complejos procedimientos que incluyen las normas internacionales. El procedimiento se caracterizó por atrasos y acusaciones de injerencia del gobierno camboyano, roces entre magistrados nacionales y extranjeros y dificultades financieras, además de acusaciones de corrupción. Para el proceso se descartaron la pena de muerte y las indemnizaciones financieras a los sobrevivientes.

LOS ACUSADOS: Además de 'Duch', cuatro dirigentes de los Jemeres Rojos deben ser juzgados, a partir del 2011: el 'Hermano número 2', Nuon Chea, de 84 años e ideólogo y ex brazo derecho de Pol Pot; el ex ministro de Relaciones Exteriores Ieng Sary, de 84 años, y su esposa Ieng Thirit (78 años), y el ex jefe de Estado Khieu Samphan (78 años). Los acusados están detenidos en un edificio contiguo al tribunal.

'Duch' era un verdugo metódico que durante el régimen comunista de Pol Pot (1975-1979) dirigió una prisión en la que fueron torturadas 15.000 personas.

La personalidad de Kaing Guek Eav, alias 'Duch', siempre fue motivo de debate. Cuando su abogado francés, François Roux, describió durante el juicio -por el que este lunes fue condenado a 35 años de prisión- los remordimientos de un hombre deseoso de "regresar a la humanidad", los sobrevivientes y la acusación denunciaron sus "lágrimas de cocodrilo".

Durante todo el proceso, entre marzo y noviembre del 2009, este hombre de estatura pequeña, cabellos grises y mirada firme admitió sin embargo lo inadmisible: las torturas, la crueldad como método político, las ejecuciones, y el terror que reinaba en la prisión de Tuol Sleng.

Convertido al cristianismo en la década de los 90, pidió perdón en varias ocasiones a los escasos sobrevivientes y familiares de víctimas, y solicitó incluso ser condenado "a la pena más estricta".

Nacido el 17 de noviembre de 1942 en una localidad de la provincia de Kompong Thom, al norte de Phnom Penh, 'Duch' era profesor de matemáticas antes de unirse a los Jemeres Rojos en 1967 "para liberar a su pueblo y no para cometer crímenes".

Tras la caída de los Jemeres Rojos en 1979 siguió perteneciendo al movimiento y trabajó para organizaciones de ayuda, hasta que fue descubierto por un fotógrafo irlandés, Nic Dunlop, en 1999.

"Meticuloso, concienzudo, atento para ser bien considerado por sus superiores", según los psiquiatras, el torturador juzgado por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad administró con rigor las actividades de la prisión S-21, suministrando tres décadas más tardes datos muy valiosos a los jueces y los historiadores.

Aunque no renegó de su papel como director del centro penitenciario, y en ocasiones lloró al evocar su pasado, 'Duch' no confesó ninguna ejecución personal.

Incapaz de decir 'no'

Durante el proceso dio la imagen de un hombre prisionero de una doctrina, incapaz de decir "no". Sobre todo, rechazó haber desempeñado un papel político en el régimen de Pol Pot, justificando su celo en el miedo de ser eliminado si no obedecía las órdenes.

El fiscal internacional William Smith describió su "entusiasmo y su meticulosidad en cada una de las tareas", y su "orgullo" de dirigir esta máquina de torturar gente y "su indiferencia al sufrimiento" ajeno.

El etnólogo francés François Bizot, prisionero de 'Duch' durante tres meses en 1971 en la jungla camboyana, defendió sin embargo la "sinceridad fundamental" del verdugo.

"Hasta ahora creía (...) que había monstruos a los que nunca podría parecerme", dijo el investigador. Pero "me vi frente a un hombre, comunista, marxista (...) dispuesto a dar su vida por la revolución, y que cumplía la misión que le fue atribuida".

El último día de su proceso, 'Duch' admitió de nuevo sus crímenes, pero argumentó que sólo era un funcionario y no un alto responsable del régimen, por lo que escapaba a las competencias del tribunal.

"Querría que la corte me libere. Gracias", fueron sus últimas palabras ante los jueces que este lunes lo condenaron a 35 años de prisión.


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